(006T)
15°39'47.0" N 96°33'29.4" W


MORADA NATURAL
Isidoro Michan Guindi
Rumor
No. 15
Noviembre ‘20
Punta Cometa, Mazunte, Oaxaca, México. La casa de Raimund Abraham en la selva subtropical. En una pequeña península que sobresale de la costa del Pacífico un camino de terracería lleva a una reja de madera con forma de T donde parte un camino de piedra custodiado por una escultura de acero curtida por el paso del tiempo. El sitio parece haber sido labrado en el acantilado. Formas fundamentalmente abstractas chocan con la topografía. El camino se desliza entre volúmenes cúbicos y terrazas desplazadas con precisión. Los volúmenes encerrados, distribuidos cual islas, se anclan en el paisaje. La selva permea el plan, el cual al mismo tiempo tiene límites crudos que rechazan el exterior. Estos volúmenes contienen el programa de la casa:la cocina, el estudio/la recámara principal, el cuarto de visitas, el baño, y la torre de servicios.
El plan se basa en el modelo de tabiques estándar (todos sin cortar). Los muebles, pisos, columnas, y muros, se vuelven una superficie que utilizas, sobre la que caminas y que te rodea. Los tabiques naturales están colocados y mezclados en diferentes tipos de aparejos. El aparejo flamenco, cruzado, común, de pila, se vuelve una sintaxis interrumpida por rendijas. La textura de los tabiques lejos de tener un efecto nostálgico con su diversidad de patrones, forman un sutil todo orgánico. Al igual que la selva que rodea la casa, si la miras de cerca, percibes sus infinitas especificidades.
Encima de la casa, flotando como el techo de una finca le da sombra a los volúmenes intercalados. El des shade to the in-between volumes. Un sistema sobre-estructurado de vigas de madera con uniones complejas sostiene al masivo techo inclinado. La intención de este exceso estético es aguantar los fuertes vientos subtropicales, cual caja torácica que permite que respire la casa y que fluya el aire incesantemente. No hay ninguna ambigüedad entre los elementos que constituyen la casa.
Los elementos más importantes de la casa son quizá las mesas de diferentes dimensiones fijadas en las terrazas. En la última conferencia que impartió, titulada, “La profanación de la soledad”, Abraham afirma que “necesitaba un lugar donde cocinar, el cual no es el inicio de la casa, sino la casa misma”, enfatizando la relación dominante existente entre la arquitectura y la comida. La gran mesa de madera en la terraza central (que acomoda a doce comensales) y todo lo que se desenvuelve en torno a ella, parece permitir eventos corpóreos e incorpóreos: rituales, conflictos, confrontaciones, comer y beber, que finalmente llevan a procesos de eliminación comúnmente vistos como repugnantes y reservados. Sin embargo, en su casa Abraham argumenta que el escusado es una capilla, un lugar de reposo espiritual. Un corridor bajito y oscuro lleva al baño, donde hay un cambio de material de tabique a concreto. Los procesos de eliminación y purificación quedan expuestos por un corte en el techo, el único cuarto en la casa con una vista del cielo—un monumento a las funciones ritualizados del cuerpo.
De esta manera, existe un paralelismo entre la casa y el sistema digestivo en el cual el cuerpo humano es intrínsecamente activo y su ciclo está sincronizado con este espacio. Lejos de ser una “belleza comestible”, como proclamara Salvador Dalí con respecto al Art Nouveau, la casa es un ritual que celebra el morar un espacio natural.